Carlos Alejandro Soria Vildòsola

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jueves, 15 de octubre de 2009

EL Dr. HÉCTOR SORIA PAZ

En octubre de 1984, fallece el Dr. Héctor Soria Paz, tio de Carlos Alejandro Soria Vildósola. Con tal motivo el diario El Liberal publicó el siguiente Recordatorio:

¨El 10 de octubre de este año se extinguía la vida de un abnegado médico santiagueño residente en Córdoba: el Dr. HÉCTOR SORIA PAZ, cuya destacada trayectoria como profesional de las Ciencias Médicas y humanista auténtico quedó grabada de manera indeleble en numerosos hogares santiagueños y de la mediterránea Córdoba.
Nacido en la ciudad de La Banda, cuna de tantos santiagueños ilustres, cursa allí sus estudios primarios, para luego completar su carrera secundaria en el Colegio Nacional ¨Absalón Rojas¨de Santiago del Estero. Elige con vocación auténtica la Medicina y, trasladado a la ciudad de Córdoba, recibe su título de Médico en la Facultad de Medicina de dicha provincia en 1929. Allí se inicia una fructífera etapa del médico que hace de su carrera el servir a sus semejantes con el celo y el cariño con que se prodigaron los verdaderos maestros del arte de curar.

Desde el año 1929 al año 1943 desempeña su labor en el Hospital ¨Tránsito Cáceres de Allende¨, y en la Escuela Tisiológica del profesor Gumersindo Sayago, que fue un orgullo para la Medicina Argentina, ya que descolló, en su momento, como la Escuela Tisiológica más completa del mundo. Distinguido por el profesor Sayago como uno de sus discípulos dilectos, compartió sus tareas con otras destacadas figuras de la Tisiología no sólo del país sino internacionales, como los Doctores Villafañe Lastra, Quinteros, Contreras, Wolacz, Roca, Pérez y otros.

Desde el año 1942 al año 1982, formó parte del Cuerpo Médico Superior del Ministerio de Guerra, ocupando, entre otros cargos, el de Jefe de Sala del Hospital Militar de Córdoba, hasta su jubilación, siendo distinguido en dicha oportunidad con una medalla de oro recordatoria.
Desde el año 1946 hasta el año 1972 desarrolló sus tareas como Jefe de Sala y Subdirector del Hospital ¨Nuestra Señora de la Misericordia¨, cargo este último que desempeñó hasta su retiro. Fue, además, médico de la Casa Cuna de la ciudad de Córdoba, desde el año 1942 y, en La Calera, fue médico fundador del Centro de Asistencia Integral de dicha localidad junto con otro colega santiagueño: el Dr. Abregú, con quien, durante muchos años, prodigara su desinteresada atención en bien de la población de esa localidad cordobesa. Miembro del Cuerpo Médico del Instituto de Virología de Córdoba cumple, en 1981, sus Bodas de Oro con la Medicina, ejerciéndola en plenitud y llevando siempre como lema el dar a sus enfermos el remedio para el alma y para el cuerpo.
Su labor asistencial no le impidió desarrollar una vasta y proficua tarea científica, participando como relator en numerosos Congresos y Cursos de Tisiología y Neumonología, contribuyendo a la formación y perfeccionamiento de los colegas que se iniciaban en la especialidad. En su consultorio particular ejerció la medicina con la devoción y el desintrés propio de sus convicciones cristianas, dedicando varios días de la semana a la atención gratuita de pacientes.
Su profesión no fue obstáculo para que proyectara su vida en los campos de la educación y de la política y así fue como fundó, junto con otros docentes, el Colegio Secundario Domingo Faustino Sarmiento de La Calera, donde fuera profesor. Fue nominado como candidato a Senador por el Partido Demócrata de Córdoba en el año 1946. Su proverbial generosidad se vio plasmada también en la creación de una institución de beneficencia para personas sin recursos de su querido pueblo de La Calera.
Por eso la figura del Dr. Héctor Daniel Soria Paz seguirá siempre brillando con su luz de esperanza y aliento para el prójimo, en el corazón de todos aquellos que recibieron de él la medicina adecuada para sus dolencias del alma y del cuerpo.

SEGUNDA PAZ DE SORIA, abuela paterna de Carlos Alejandro Soria Vildósola

El 29 de febrero de 1952, moría la abuela paterna de Carlos Alejandro Soria Vildósola. En esa oportunidad, el diario El Liberal, en su sección de La Banda, publicó lo siguiente:

¨Una vida conspicua para nuestra ciudad, tanto en lo cultural como en lo filantrópico, acaba de extinguirse al fallecer, en Córdoba, a los 76 años de edad, la señora SEGUNDA PAZ DE SORIA.
Maestra a los 16 años, fue la primera que, en una modesta habitación, inauguró la escuela AMADEO JACQUES y aún recordamos con emoción la clase simbólica realizada cuando esta escuela cumplió sus Bodas de Oro. Como hacía cincuenta años, doña Segunda Paz de Soria tocó la campana y acudieron al aula sus primeros alumnos. Figuraban entre ellos comerciantes, gente del foro, revendedores del mercado, propietarios y algunos vencidos por la vida. Todos recordaron, en esa emocionada clase, las enseñanzas, arraigadamente cristianas, que la ¨maestrita¨ les inculcara cincuenta años antes. Fue después profesora y catedrática de las escuelas normales de La Banda y la ciudad capital hasta alcanzar los beneficios de la merecida jubilación.
Como buena cristiana preocupada por la suerte de sus semejantes, fue una de las fundadoras de la Sala de Primeros Auxilios que tuvo en la señora Segunda Paz de Soria uno de sus más fuertes sostenes. Presidenta de la institución durante muchos períodos, supo mantenerla en actividad para que prestase sus humanitarios servicios hasta que, hace poco, pasó al poder del gobierno de la provincia.
Fue también fundadora del Apostolado de la Oración y de diversas cofradías a las que dedicó todo el entusiasmo de su ferviente creencia que sirvió para guiar su prolífico hogar dentro de las virtudes del Evangelio.
Su fallecimiento ha conmovido a la población, porque doña Segunda, como cariñosamente se la llamaba, era un símbolo viviente de una generación de esforzadas matronas que llevaron el abecedario a nuestro incipiente pueblo. Por eso es que hoy, en el acto de su sepelio, se pondrá de manifiesto el sentimiento del pueblo bandeño ante la desaparición de una de sus más queridas figuras.¨

martes, 18 de agosto de 2009

DESPEDIDA AL AMIGO - escrita por el Dr. Jaime Verdaguer González el 16-09-07

Hablo en nombre de un grupo de amigos que, apenas hace unas pocas horas, nos enteramos de la muerte del Dr. Soria Vildósola, de cuya cercanía en el afecto nos preciábamos.

No nos será fácil buscar consuelos ni cubrir el lugar que deja pues, si bien el ser humano es de alguna manera único e irrepetible, en el caso del amigo que despedimos hoy, era un paradigma y ejemplo de conducta señera.
Mencionar al Dr. Soria Vildósola es hacer referencia a una persona moralmente intachable, pues se había trazado desde joven un camino de rectitud y honorabilidad que lo hacía, no sólo querible, sino respetado; jamás se apartó de las líneas que marcaron su andar, ni nada ni nadie le podía torcer de ellas. Su convicción de que esa era la única forma de manifestarse en el mundo era granítica; quizá lo absorbió en su propia casa paterna, a través de su padre, que fue en su momento ¨el Juez por antonomasia¨.-
Tanto en su vida privada como en la profesional, Soria Vildósola estaba siempre encuadrado entre sólidas normas morales, a las que se sometía sin condicionamiento, con espontánea decisión y sin dilación alguna. Esa condición le era reconocida por quienes alguna vez tuvieron trato con él y, con la fuerza que el prestigio y la fama le dan de universalidad, de generalidad, aún los que no lo conocían de trato personal sabían que era un hombre de bien.-
De manera paralela, las profundas convicciones cívicas le situaban entre los amantes de la libertad y de los principios republicanos; la misma coherencia entre conducta privada o profesional y principios morales le sostenían, tanto en la vida privada como en la pública. Así, en el plano de la actuación ciudadana o política, sus convicciones liberales y republicanas eran la base de la cual arrancaba, denostando siempre, por ello, la demagogia, el populismo, las dictaduras y las arbitrariedades que ellas conllevan.-
Por todo ello ha de resultar difícil conjurar su ausencia, pues toda esa conducta vertebrada sobre tan excelsas normas le hacían una persona respetabilísima y nos hacía, por ello, sentir el orgullo de ser sus amigos.
Estas deshilvanadas palabras, dictadas por el apuro, no serán nunca suficientes para ponderar al amigo que despedimos, pero son dichas para demostrar el agradecimiento por habernos considerado sus amigos, agradecimiento que hoy está trocado en dolor... Descanse en paz ...

lunes, 3 de agosto de 2009

EL SEÑOR JAIME VERDAGUER GONZÁLEZ (Palabras de Carlos Soria Vildósola en los 80 años del Dr. Verdaguer González)

Apreciados amigos:

En este momento de gozo íntimo de nuestros corazones, acompañamos, en sus primeros 80 años, al dilecto amigo don Jaime Verdaguer González.

He querido, exprofeso, omitir su título, dado el cansancio moral en que nos sumieron los ¨doctores¨ de este momento decadente en que vivimos: doctores del escarnio y la mentira...
Por eso es que cobra justa relevancia la figura de este santiagueño ilustre al que hoy homenajeamos.
Todos sabemos de su trayectoria de excelencia en la Ciencia del Derecho; en la vida institucional de nuestra provincia y de la vecina Tucumán, cuya Universidad Nacional fuera honrada con su brillante rectorado; de su elaboración de importantes leyes y dictámenes que contribuyeron a la organización jurídica de Santiago...
Redundante sería enumerar las calidades de Coco Verdaguer: prestigioso jurisconsulto... humanista superlativo... cultor de una amistad sabia y desinteresada... leal... sincero... hombre de palabra...
En fin,muchas y por todos conocidas, son las excelsas condiciones que hacen a la personalidad de este hidalgo.
No podría abarcar en su totalidad su noble y enjundiosa persona, pero eso sí, me queda la dicha inmensa y eterna de considerarme su amigo.
SEÑORES! : HOMBRES DE RAZA como JAIME VERDAGUER GONZÁLEZ quedan muy pocos en nuestra Patria!... He ahí el drama argentino!
Santiago del Estero, 11 de noviembre de 2005

domingo, 2 de agosto de 2009

ACTA DE CONSTITUCIÓN DE LA ASOCIACIÓN SANTIAGUEÑA DE DERMATOLOGÍA

Santiago del Estero, 25 de abril de 1983

Siendo las 22,15 nos encontramos reunidos en la sede del Colegio de Médicos, sito en calle 9 de Julio 154, con el propósito de dejar constituida esta entidad: la Asociación Santiagueña de Dermatología, a los fines de propagar la actividad científica de los dermatólogos de este medio y de integrarse como filial a la Asociación Argentina de Dermatología.-
En este momento, de común acuerdo, firman los dermatólogos presentes: Ernesto E. Leyría, Pedro Larreina, Carlos A. Soria Vildósola, Susana L. Mercado de Scaglione, Elsa Cano de Camusso, Silvia Maud, Víctor Amílcar Iñíguez, Marta Cristina García, Hugo A. Silva, Jorge Faisal, Oscar A. Olmos, Iver Saúl Juárez y Alberto Ayud.

LOS DERMATÓLOGOS SANTIAGUEÑOS (Historia de la Dermatología en Santiago del Estero) por el Dr. Carlos Soria Vildósola

Corría la década del 30 y se establecía en la ciudad de Santiago del Estero (República Argentina) el primer dermatólogo de la provincia: el Dr. Orestes Di Lullo, que fuera durante varios años el único especialista. Este colega, ya fallecido, hizo la primera publicación científica santiagueña de la especialidad, cuyo título fue ¨el Paj o Mal del Quebracho¨, dermatosis alérgica que incidía en aquellas personas susceptibles al polen del mencionado árbol. Ella consistía en una rubicundez de las zonas descubiertas de la piel con intenso prurito.

Posteriormente, este eminente santiagueño incursionó en otras áreas, abarcando el folklore nativo, tema sobre el que produjo eruditas obras. Fue un investigador profundo de la santiagueñidad. Llegó también a ser intendente de la capital. En mérito a su basta obra, la provincia quiso hacerle público su reconocimiento designando con su nombre al Museo Histórico de la capital.

No se registran, hasta donde yo sé, la llegada de otros dermatólogos hasta el arribo de los doctores: Ernesto Leyría, egresado de la Universidad Nacional de Córdoba; y Alberto Ayud, egresado de la Universidad Nacional del Litoral.

Al promediar esta década, llegó para quedarse por muy breve tiempo, el Dr. Norberto Olmos Castro, santiagueño egresado de la Facultad de Medicina de Rosario, avezado leprólogo y discípulo dilecto del Prof. José María Fernández, quien luego se instaló definitivamente en San Miguel del Tucumán.

Años más tarde, (década del 50), hizo su aparición en la medicina de Santiago del Estero el dermatólogo Oscar A. Olmos, egresado de la Universidad Nacional de Córdoba, que instalara su consultorio en la ciudad de La Banda, la segunda ciudad en importancia de la provincia, a sólo poco más de 10 Km de la capital.

A principio de los 60, llegaba el Dr. Pedro Larreina, egresado también de la U.N.C. para ejercer la Dermatología en este medio. Otro dermatólogo que llegó a ocupar la intendencia de la capital, con un excelente desempeño.

Quien narra esta suscinta historia, Dr. Carlos Alejandro Soria Vildósola, vuelve a su ¨patria chica¨en abril de 1966, después de ejercer su especialidad en la ciudad de Córdoba, en cuya Universidad Nacional finalizara sus estudios de medicina en el año 1962.

En años subsiguientes se establecieron en la ciudad capital de Santiago del Estero el Dr. Víctor Amilcar Iñiguez, egresado de la U.N.C.; la Dra. Susana Mercado de Scaglione, egresada de la Universidad Nacional de Buenos Aires; la Dra. Silvia Maud y el Dr. Hugo Silva, egresados de la U.N.C.; el Dr. Iver Saúl Juárez, egresado de la Universidad Nacional del Tucumán; y, con posterioridad, la Dra. Marta Cristina García, egresada de la Universidad Nacional del Litoral.
Este plantel de especialistas ejerció su profesión individualmente en sus respectivos consultorios con poca o ninguna relación con los colegas, salvo la asistencia dermatológica en los hospitales de la ciudad capital y de La Banda. Algunos concurríamos mensualmente a las reuniones que celebraba la Asociación Dermatológica de Tucumán, al margen de la asistencia a congresos, reuniones anuales dermatológicas, cursos de perfeccionamiento y otros eventos realizados en el país y en el extranjero.
Así llegamos al año 1983 en que, impelidos por la necesidad de sumar y coordinar esfuerzos para que la Dermatología santiagueña tuviera presencia en las reuniones de la especialidad, nacionales y extranjeras, resolvimos, de común acuerdo, fundar la corporación que nucleara a los dermatólogos de Santiago del Estero. Fue así como, el 25 de abril de ese año nacía la Asociación Santiagueña de Dermatología.
Ya constituida nuestra sociedad, se inicia una etapa de intensa y participativa actividad en distintos cursos de perfeccionamiento, congresos y reuniones dermatológicas, dando comienzo a un fructífero intercambio de conocimientos y experiencias especialmente con los colegas de la Cátedra de Dermatología de la Universidad del Tucumán.
Aquí también es de destacar el apoyo y asesoramiento incondicionales que nos brindara la Cátedra de Dermatología de la Universidad Nacional de Córdoba a través de su profesor titular el Dr. Rafael Garzón y todos sus colaboradores. Gracias a estos dos centros universitarios fue posible la inserción y el afianzamiento de la Dermatología Santiagueña en el concierto nacional.
Iniciamos nuestra formal participación en los foros de la especialidad en la XXI Reunión Nacional de los Dermatólogos Argentinos, que se llevó a cabo en San Miguel del Tucumán los días 10, 11, y 12 de octubre de 1985, con el tema oficial de Santiago del Estero: ¨Leishmaniasis en la provincia de Santiago del Estero¨, por los Dres. Carlos A. Soria Vildósola, Ernesto E. Leyría y Víctor Iñíguez, siendo relator el primero de ellos. En esa misma reunión fue presentado el trabajo científico: ¨Miscetoma Podal¨ por los Dres. Susana de Scaglione, Carlos Soria Vildósola, Víctor Iñíguez y Ernesto Leyría.
Nuestra Asociación Santiagueña de Dermatología participa activamente, junto a las sociedades dermatológicas del NOA, en la fundación e institucionalización de la Federación Dermatológica Integradora del Noroeste Argentino (FE.D.I.NOA) formando parte de ella. Así es como desempeña un papel decisivo en la organización de los sucesivos congresos de esa federación, que se realizan cada 2 años, en forma alternativa, en las provincias que componen esta corporación, habiéndose realizado esta reunión bi-anual en la provincia de Santiago del Estero en el año 2001.
Siguendo con su tarea científica y de perfeccionamiento en la especialidad, participa la Sociedad en numerosos encuentros dermatológicos que se llevan a cabo en los distintos centros universitarios del país, como: Bs. As., Córdoba, Tucumán, Rosario, Mendoza y también países extranjeros como Chile, Brasil, Paraguay, Estados Unidos, España, etc.
En el año 1991, la entidad desarrolló, en la XXVII Reunión Nacional de los Dermatólogos Argentinos , en Rosario, los días 10, 11, 12 y 13 de octubre de ese año, su tema oficial: ¨Úlceras de Pierna¨ que estuvo a cargo de los Dres.: Oscar Olmos, Carlos Soria Vildósola y Susana de Scaglione.
Corría el año 1993 cuando nuestra asociación resolvió adherirse, en calidad de socia e integrante, a la Federación Argentina de Dermatología (F.A.D.) de reciente fundación, promovida por iniciativa de los profesores: Roberto Arpini, de Rosario; Alberto Torres Cortijo, de Mendoza; Rafael Garzón, de Córdoba; y la Asociación árgentina de Dermatología, con el Prof. Dr. Jorge Abulafia a la cabeza. Esta nóvel corporación dermatológica realizó numerosos congresos de la especialidad en Rosario, Córdoba, Tucumán, Mendoza, Santiago del Estero y Capital Federal, nucleando a un apreciable número de dermatólogos.
Por este tiempo nuestra asociación obtuvo, de parte del gobierno provincial, su Personería Jurídica. También se concretó, por voluntad mayoritaria de sus socios, la afiliación a la Sociedad Argentina de Dermatología (S.A.D.).
Con todo este proceso superador, la entidad se consolida en sus proyectos de lograr, cada día con mayor energía, la difusión de la dermatología en el ámbito médico de la provincia, teniendo siempre, como fin ineludible, el perfeccionamiento de los dermatólogos santiagueños.
Con esta dinámica seguimos trabajando para ser el referente obligado de la Dermatología en Sgo. del Estero.-

domingo, 26 de julio de 2009

BIOGRAFÍA DE CARLOS ALEJANDRO SORIA VILDÓSOLA (escrita como un homenaje de su familia en el Día del Padre)

Carlos Alejandro Soria Vildósola nació en Santiago del Estero (Rep.Argentina), el 1 de febrero de 1933. Fue el segundo de los tres hijos de RAÚL ARTURO SORIA PAZ, destacado abogado nacido en la santiagueña ciudad de La Banda, que fuera Juez del Crimen, Diputado Provincial por el Partido Demócrata Nacional y Presidente del Superior Tribunal de Justicia de Santiago del Estero. Hombre que hiciera un culto del proceder intachable en todos los aspectos de su vida. (Era uno de los 16 hijos del matrimonio formado por don Héctor Soria, ilustre vecino de La Banda, localidad que lo nombrara presidente de su primera Comisiòn Vecinal ; y de doña Segunda Paz de Soria, educadora de inteligencia brillante, discípula de Amadeo Jacques y amiga de su hija Francisca Jacques) y de JOSEFA VILDÓSOLA GALDIZ, distinguida y muy recordada educadora que fuera Directora de la Escuela Normal de Profesores ¨Manuel Belgrano¨ de Santiago del Estero - prima segunda del escritor Julio Florencio Cortázar - cuyos padres, españoles, fueron: don José Vildósola, acaudalado comerciante y doña Martina de Gáldiz y Landeta, de aristocática estirpe (era hija de don Daniel de Gáldiz y Aurrecoechea, marino y bohemio, que abandonó su posición y su rango para venirse a la Argentina con su familia; y prima hermana de don Rafael de Gáldiz y Albízuri, ingeniero, Ministro de la Obra Pública del gobierno de Alfonso XIII, y de don Victoriano de Gáldiz y Albízuri, médico psiquiatra, profesor de la Universidad de Madrid y Senador a Cortes del gobierno de Alfonso XIII)
Carlos Alejandro heredó: de su madre, sus facciones y su carácter eminentemente sociable; de su padre, el amor por la familia y su rectitud en el obrar; de su abuela Segunda el gusto por la literatura y la poesía; de su abuela Martina el interés por la genealogía, por la historia de las casas reales y la historia de su propia familia; y de su tío Héctor Soria Paz - destacado médico tisiólogo radicado en Córdoba, discípulo de Gumersindo Sayago - el amor a la Medicina y su dedicación a sus pacientes .
Cursó sus primeros estudios en su provincia natal, egresando del Colegio Nacional ¨Absalón Rojas¨como Bachiller, oportunidad en la que recibió la medalla de oro de su promoción.
Recién egresado se trasladó a la ciudad de Córdoba para estudiar Medicina. Una vez graduado hizo su especialización en la Cátedra de Dermatosifilografía del Hospital de Clínicas, teniendo como profesores a los eminentes especialistas Dres. don Rafael Garzón Ahumada, don Luis Argüello Pitt, don Enrique Tello y don Ramón Argüello. Fue jefe de prácticos de la Cátedra de Piel del Hospital de clínicas. Trabajó en el Sanatorio Mayo bajo la dirección de otro destacado especialista el Dr. Carlos Consigli y se hizo cargo del Servicio de Piel del Hospital Español al retirarse el Dr. Rafael Garzón Jiménez. Al mismo tiempo iba los fines de semana cada 15 días a atender el leprosario de San Francisco (Córdoba); y cada 15 días también, semana de por medio, viajaba a Sgo. del Estero donde veía a sus pacientes en el consultorio que, muy gentilmente, había puesto a su disposición un conocido médico de la ciudad capital: el Dr. Raúl Luis Elli.
En los años 60, colaboró con el Dr. Roberto E. Biagini - con quien trabajaba en el Sanatorio Mayo de la ciudad de Córdoba - en su estudio sobre el H.A.C.R.E. (Hidroarsenicismo crónico regional) en Monte Quemado , prov. de Sgo. del Estero.
Por esa época comenzó a incursionar en la Cirugía Plástica dirigido y alentado por el Dr. Rafael Garzón Jiménez, actividad que abandonó prácticamente cuando decidió vivir en Santiago del Estero.
En 1965, todavía en Córdoba, contrajo nupcias con MARÍA ADELA ARGÜELLO, hija de Enrique Argüello (descendiente, por parte de padre, de tradicionales familias cordobesas dueñas de las entancias Ascochinga, La Granja,y  Santa Catalina; y emparentado con la nobleza europea, por parte de su madre. Era hijo de Enrique de Argüello Rueda y Díaz Allende y de María Adela Augusta Fautario de Monche , hija de Camile de Monche -francesa - y de Silvio Fautario -italiano - y nieta del conde francés Augusto de Monche y del príncipe italiano Samuel Fautario); y de Hilda Rosa Peregrina Gottardi Marasso, (hija de Güerino Jerónimo Gottardi -y nieta del conde italiano Pietro Gottardi - y de Rosa Marasso Rocca, hermana del destacado poeta, escritor y humanista, que fuera Miembro Correspondiente de la Real Academia Española, Prof. Arturo Marasso Rocca ).
En abril de 1966 volvió a Santiago del Estero.
De su matrimonio nacieron cinco hijos:
En 1966, María Alejandra de las Mercedes - nacida en Córdoba - abogada, Juez de Familia, casada con Nicolás Enrique Juárez Villegas, abogado (hijo de Nicolás Adolfo Juárez y de Martha Lelia Villegas Beltrán) y madre de María Teresa y Josefina.
En 1967, Carlos Enrique, CPN, casado con Analía Arce Moyano, CPN, (hija de Alfonso Arce Viaña y de Felisa Anabel Moyano) y padre de María Mercedes, Carlos Gonzalo , María Paula y Joaquin.
En 1969, Mariano, médico, Doctor en Medicina y Cirugía Plástica, casado con Claudia Fonzo (hija de Emilio Fonzo y de Marta Rosatti) y padre de María Antonella y Mariano Gastón.
En 1972, José Luis,  fallecido al nacer.
 Y en 1975, Federico José, abogado, radicado en Córdoba.
En Santiago del Estero, además de su consultorio, se hizo cargo del Servicio de Piel del Hospital Independencia y fue, por muchos años, médico ad honoren del Patronato del Enfermo de Lepra.
Agrupó a los colegas de la especialidad y fundó con ellos la ASOCIACIÓN SANTIAGUEÑA DE DERMATOLOGÍA.
Colaboró con el Dr. Rafael Garzón Jiménez en la fundación de la F.A.D. (Federación Argentina de Dermatología) de la que fuera presidente.
Tomó parte en la organización de numerosos congresos de la especialidad, locales , nacionales e internacionales, siendo disertante en muchos de ellos.
Escribió una síntesis de la dermatología en Santiago del Estero a pedido del Dr. Rafael Garzón Jiménez que incluía los nombres de todos los dermatólogos que se habían desempeñado en Santiago del Estero hasta esos días.
Cuando, el 19 de junio de 1970 se fundó el SANTIAGO DEL ESTERO GOLF CLUB, él fue socio fundador, integrando la primera Comisión Directiva como prosecretario.
Ciclista entusiasta, participó, junto con un grupo de amigos y colegas, de una peregrinación en bicicleta al Santuario de Nuestra Señora del Valle, cruzando los cerros que separan Catamarca de Sgo. del Estero.
Caminador infatigable, disfrutaba, cada vez que sus ocupaciones se lo permitían, de realizar largos paseos, de más de cinco kilómetros, que parecían renovar sus energías.
En el año 2000, el Patronato del Enfermo de Lepra lo distingue como ¨MÉDICO BENEFACTOR¨
En el 2006, la Asociación Santiagueña de Dermatología lo declara ¨MAESTRO DE LA DERMATOLOGÍA SANTIAGUEÑA¨.
Fue un médico completamente dedicado a su profesión, con una profunda sensibilidad social que se puso de manifiesto en la atención ad honoren de los enfermos de lepra y en el tiempo que dedicaba a sus pacientes , no retirándose del hospital ni de su consultorio hasta que no atendía a la última persona que lo estuviera esperando, sin importar el horario, con lo que su hora de almuerzo oscilaba generalmente entre las 14 y las 15, al igual que su cena que lo mismo podía ser a las 22, 23, o 24.
Atendía gratuitamente en el consultorio a mucha gente que no podía ir al hospital y les daba los remedios. Muchas veces decía: ¨Estos remedios van a ser para uso familiar¨ y los guardaba en un cajón aparte en donde no duraban más que un rato pues al primer paciente necesitado que llegaba se los entregaba.
Era proverbial su ¨ojo clínico¨ le bastaba una rápida mirada a la lesión para dar su diagnóstico que era siempre certero.
Su memoria era increíble, recordaba cada producto medicinal y sus componentes, los nombres y las historias clínicas de sus pacientes aunque lo hubieran consultado por última vez muchos años atrás.
Jamás olvidaba una cara y la reconocía aún en las fotos de los diarios.
Vigoroso e increíblente activo, parecía no cansarse nunca. Soportó los años de su enfermedad sin quejarse jamás, como si no sintiera ningún dolor, una molestia, tal vez. Se recuperaba con notable rapidez de las grandes operaciones a que fuera sometido y seguía trabajando como si no hubiera pasado nada.
Criado en una familia de arraigada fe católica, no faltó nunca a la Misa del Domingo a menos que estuviera muy enfermo.
De joven perteneció a la J.A.C. (Juventud de Acción Católica).
Su padre le había trasmitido un gran amor por la Virgen del Valle, de la que tenía una pequeña imagen que lo acompañaba en todos sus viajes y era lo primero que buscaba al tiempo de preparar su equipaje.
Jamás, por ninguna razón, dejó sus oraciones de la noche, antes de dormir; al despertarse por la mañana; al acostarse a la sieta y al levantarse luego.
Los últimos 10 años de su vida se daba tiempo también para rezar el Santo Rosario y la Coronilla a la Divina Misericordia.
Ya enfermo, comenzó a comulgar los primeros viernes de mes en honor del Sagrado Corazón de Jesús.
Con su organismo totalmente minado por el cáncer y con sólo tres millones de glóbulos rojos, atendió su consultorio hasta el 22 de agosto de 2007, día en que ¨descubrió¨que las escaleras eran ¨un poco largas¨ y decidió ¨descansar por unos días¨. Falleció en su casa el siguiente 16 de septiembre.
A pesar de sus ansias de vivir y de sus ruegos, no consiguió la salud porque esto no estaba en los planes del Señor para su vida, pero la Madre y el Hijo le concedieron una santa muerte, sin los dolores que eran de esperarse por su enfermedad. Pocos días antes había recibido, con total lucidez y aceptación la Unción de los Enfermos que le administrara el Padre Mario Martín Marnero, quien, como guiado por el Espíritu Santo, se había presentado en la casa con ese fin.
Amó mucho a su familia, a sus padres, sus hermanos , sus tíos, primos, sobrinos, antepasados y parientes políticos. Era feliz cuando podía tenerlos a todos juntos.
Hizo un culto de la amistad.
Sus hijos fueron su mayor orgullo y sus nietos su gran alegría.