Carlos Alejandro Soria Vildòsola

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Lugar: Argentina

domingo, 13 de junio de 2010

PARA PEPITA VILDÓSOLA DE SORIA

  • DESDE ALLÁ
Qué sorpresa, Pepita, te hemos dado tus hijos,
tus sobrinos, tus nietos, viéndonos desde allá...!
Qué diferentes somos si nos miran por dentro,
qué diferentes somos de lo que creen los demás...!
Sabrás bien quien te quiso, quien te extraña, quien llora
porque ya no te tiene, porque no volverás...
y también quien te siente como siempre a su lado
pues sabe que de tu casa jamás te marcharás...
Yo sé que igual nos quieres aunque no hayamos sido
como lo imaginaste, que nos quieres igual,
sin hacer diferencias, como nunca hiciste,
aunque por el más débil sientas algo especial...
Disculpa si no somos como hubieras querido;
perdón si no formamos una familia ideal;
pero, sabes, la vida se hace a veces difícil
y es difícil ser bueno, difícil mejorar...
Quiera Dios que podamos mantenernos unidos
como tú lo querías, como quería Raúl,
pero cuesta, Pepita, la familia se agranda,
los hijos ya crecidos de la casa se van
a buscar sus destinos, como tú y yo hemos hecho,
a luchar por su vida, por su amor, por su hogar...
Qué podemos decirles, si así es siempre la vida ...?
Qué podemos decirles !... Sólo queda rezar...!
...............................................................M.A.
  • NOSTALGIA
Cinco meses sin verte, qué largos me parecen!
cinco meses tan sólo y casi una eternidad...
Hace falta en la casa tu ternura de abuela
tu sonrisa inefable y tu complicidad...
Esa que nos llevaba a la charla escondida
tratando de que nadie nos pudiera escuchar
y así hablar de esa fiesta, del vestido que usamos,
o tal vez de la gente conque nos encontramos...
Si es verdad que aquel chico ha invitado a tu nieta,
si el otro está de novio, si ha ganado el torneo,
si en aquella prueba ha salido primero,
o acaso el más pequeño ha vuelto a sacar diez...
Y seguían historias de amores y reuniones
y siempre terminabas hablando de Raúl...
de los tiempos aquellos en que te cortejaba:
¨...Tres años separados...¨ ¨...Cuando tiene que ser...¨
¨...Qué tarde que se ha hecho, comienza la novela...!¨
Te ibas prometiendo otro día volver...
....................................................................M.A.
  • PIMPOLLOS
Te estoy extrañando, señora Pepita,
la eterna rebelde hoy llora por ti,
la que tantas veces y por cualquier cosa
contigo peleaba, te habla desde aquí...
Te estoy recordando al ver unas rosas
como las que tanto te sabían gustar:
son pimpollos rojos, suaves, perfumados,
de pétalos firmes...bonitos, verdad?
Sé que no es preciso que te diga nada,
todo lo que siento ya tú lo sabrás,
como sé que tu alma, cuando en ti pensamos,
vibra de alegría desde el más allá...

............................................................M.A.

viernes, 8 de enero de 2010

Dña SEGUNDA PAZ DE SORIA, Dña. LIVIA TONAZZI y Dña MERCEDES SALLABERRY DE IRURZUN ¡EL TERCETO HEROICO!

El lunes 12 de marzo de 1945, el diario ¨El Liberal¨ de Santiago del Estero, bajo el título de : TESTIMONIOS SEÑEROS DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA DE LA BANDA, con la firma de Tiki, publicó un artículo de casi media página hablando de estas tres grandes educadoras a las que llama ¡ El Terceto Heroico! Artículo del que ahora me voy a limitar a trancribir tan sólo lo que se refiere a la abuela de Carlos Alejandro Soria Vildósola y el epílogo:
Dña. SEGUNDA PAZ DE SORIA.
¨Un nueva maestra llega para hacerse cargo de un grado de la Escuela Fiscal. Acaba de egresar de la Escuela Normal de Niñas. Recibió el título acariciado de manos de Francisca Jacques, recordada siempre como la maestra de todos los tiempos, y viene precisamente a La Banda a estrenarlo.
Es fina, elegante, atractiva, su silueta irradia simpatía. Sin esfuerzo conseguirá que el alumnado y los padres de familia, le otorguen su confianza y su cariño.
La nueva maestra de la Escuela Amadeo Jaques, bautizada así por iniciativa de Clodomiro Luque, no ha pensado, posiblemente, cuando llegó a La Banda, que realizaría aquí todo su destino.
La retendrá, prendida en sus finas redes, el cariño que logra despertar en ella un caballero que vivió y murió muchos años después, rodeado de general estimación. Realiza su ideal uniéndose en matrimonio con Dn. HÉCTOR SORIA, Jefe de Correos, después presidente de la primera Comisiòn Vecinal de La Banda; agricultor, hombre de acción perseverante, de trabajo y de progreso.
Dña. Segunda Paz de Soria, que así se llama ahora la niña gentil que iniciara su misión educadora en la Escuela Amadeo Jacques, no abandonará jamás el aula. Consagrada a la enseñanza allí encuentra la continuidad de su hogar. Alguna vez aparecerá, a medida que el tiempo avanza, con los frutos de su amor: Raúl es el primero que toma matrícula en la escuela donde la madre ha hecho sus armas. Y siguen muchos para contarlos.
La escuela crece, se transforma. Múdanse direcciones, vienen y van maestros. La señora Segunda Paz de Soria continúa frente a ¨su grado¨ con el libro de Ferreyra y el puntero en la mano.
Con la monotonía de la tarea que cumple diariamente pasan los años. Diez, veinte, treinta. Crece su prestigio y va realizando, sin quererlo ni buscarlo, el relieve augusto de su personalidad. Pues por ser la maestra de mejor concepto y de más antigua actuación - como si fuera en la milicia - se le otorgan tácitamente los honores. Ella está siempre en el centro; rodeada por simpatías, por afectos y, más que todo, por el respeto unánime que ha sabido conquistar, y que le llega otorgado por el consenso del pueblo, sin reticencias.
A esta educadora, de raro temple, que no procura salir nunca de su grado, que no quiere un ascenso jerárquico, estando en sus manos y en su foja de servicio el poder para conquistarlo, le está reservado trabajar mucho más de lo que promedia la actuación de muchos otros educadores. Ella pasará a la Escuela Normal y allí tropezará, en los cursos adelantados, con los niños a los que enseñó a deletrear - siempre la madre - con Solana Juárez, la maestra morena fundadora del establecimiento, que aprendió de ella el silabario, que fue su alumna de inferior allá en la vieja escuela Jacques. (...)
Como Mercedes Sallaberry de Irurzun, como Silvia Tonazzi, Segunda Paz de Soria, maestra de maestros, madre de madres, vive en su retiro, ya logrados en vida todos sus anhelos.
¡EL TERCETO HEROICO!
Evocar así, ligeramente, mediante rápidos apuntes, estas tres vidas de maestras bandeñas, nos ha parecido un deber. ¡ Ojalá estas líneas escritas al pasar actúen sobre las conciencias adormecidas de sus exalumnos y del pueblo entero y se organice en su honor - alguna vez ha de ser - el acto recordatorio, justiciero, pero grande, muy grande, en honor imperecedero de este grupo heroico que realizara, en largas jornadas de sacrificio, una labor que no igualan ni alcanzan, en poder de sugestión y de grandeza, otros hechos, cualesquiera fuera su importancia!.
Amantísimas madres de la niñez inculta, de ellas bebieron los hijos del pueblo sus enseñanzas y lo que es más, en aquellos tiempos duros, sanos ejemplos.
No se debieron jamás al horario ni al estipendio. No contaron en su auxilio con los reglamentos de licencias y de faltas ¨permitidas¨. Fueron, se ha dicho y hay que repetirlo: madres. Pues cariño de madre pone la maestra que enseña y, ante la rebeldía, o ante la ignorancia, supera el inconveniente, lo sobrepasa y lo vence.
Alumnos que tuvieron, en aquella época que está desapareciendo en la lejanía como la puesta de un sol que no volviese, la suerte de contarlas en su cammino: ¡Qué felices fueron!. Ellas formaron la generación que ha dado a La Banda sus instituciones, su moral, su fuerza de producción, sus sueños y sus rebeldías. Para lograrlo pusieron en la enseñanza y en la educación algo más que el conocimiento frío de los textos. Llegaron a las almas leves y blancas, penetraron las conciencias, iluminaron los cerebros y contemplaron su luz.
Así como en la medicina se dice que no existen enfermedades sino enfermos, así también en su magisterio, desempeñado nobilísimamente, cada ¨caso¨ fue para ellas motivo de hondas preocupaciones que supieron estudiar y resolver con alto criterio pedagógico y humano.
Concluída la tarea diaria, algo les quedaba siempre por hacer: la visita a los padres para inquirir, para insinuar, para corregir vicios y defectos, para prevenir resultados. Llegaban, con igual amor, hasta la cama del enfermo. ¡Cuánta amargura, cuánto dolor, aliviaron así, con su bondad inextinguible!
¡Terceto heroico! ¡Coronadas sean sus frentes con los laureles sagrados!
¨