1990 - JORGE SORIA
El 6 de enero de 1993, el diario El Liberal de Sgo del Estero (Arg.) en su sección EFEMÉRIDES, publicó el siguiente artículo recordando al Ing. Jorge Soria - primo de Carlos Alejandro Soria Vildósola -:
¨Asistimos a una insólita decadencia moral. Ningún pecado es nuevo, pero es novedosa la velocidad conque la corrupción se expande por la sociedad; se la advierte, se la reconoce y se la tolera. Hay gente bien intenvionada que imagina procedimientos para combatirla, para limitarla, para evitar que al corromperse toda la sociedad, perezca ahogada en un torbellino nauseabundo. Pero ¡quién sabe!. Quizas se termine por aceptarla como lógica consecuencia de la debilidad humana y de la necesidad de ciertos grupos poderosos de solventar sus gastos con recursos cuyo origen no conzca el público.
Pero la condescendencia social con la coima, con el peculado, con el chantage, con el soborno, antes no era usual; hasta hace poco se consideraba que todos estábamos obligados a actuar con decencia - más si se ocupaba un cargo del Estado - y al que no actuara así debía condenársele a los antros de la deshonra, de la vileza, de la canalla.
El ingeniero Jorge Soria fue ejemplo del más púdico manejo de los bienes del Estado.
Ingrsa a la administración llamado por el ingeniero Mendez Doyle, que tuvo el acierto de incorporarlo no sólo a él sino también a otros brillantes profesionales que hicieron escuela de ingeniería y de honesta dedicación al desarrollo de la provincia.
Santiagueño nacido en La Rioja debido a la movilidad de los hijos de esta tierra, se recibe de ingeniero civil en Tucumán. En sus épocas de estudiante se destaca, no sólo como estudioso, sino como buen compañero: quien tuviera dudas o dificultades en el aprendisaje podía contar conque él se le arrimase a ayudarlo en el esfuerzo de entender. Evidentemente tenía vocación y condiciones para el magisterio.
Era radical, indudablemente radical, pero un gobierno de facto necesitó colaboradores conocedores del medio y Soria se incorporó como Ministro de Obras Públicas: no podía castigar a la provincia privándola de concurrir con sus conocimientos y su esfuerzo por cuestiones de partido. Y cuando el Dr. Benjamín Zavalía asumió su gobierno nétamente radical, también estuvo Jorge Soria a su lado asegurand,o con su presencia y con su celo, que los dineros de las obras públicas se manejarían con la mayor honestidad y limpieza..
Su corazón era radical, pero no por eso desoía el llamado de la provincia cuando lo necesitaba. Un gobierno de facto estuvo cuestionado en su manejo de fondos, se lo sospechaba y se lo acusaba. El Gobernador, como garantía de su deseo de corrección, volvió a llamarlo a Soria al Ministerio. Su nombre ya era garantía de que podía acertar o equivocarse, pero que la puntillosidad de sus escrúpulos lo afirmaban en la senda recta.
Una vez raleado de los cargos directivos, le dio rienda suelta a sus condiciones de estudiante y se recibió de profesor de historia.
Ayer me encontré con Jorge Burgos, que desde sus funciones en la Dirección de Hidráulica le ha dado de beber agua potable a cien pueblos teniendo a Soria de jefe. Le dije que como Soria murió el 6 de enero de 1990 hoy escribiría sobre él.
-Ponga sobre el ingeniero Soria lo mejor que pueda. Diga que en todo ha sido excelente.
No sólo Burgos Son muchísimos los que habiendo actuado bajo sus órdenes lo recuerdan con emocionado respeto. La difusión de la podredumbre evoca su figura acéptica¨
Silvestre Aquino
¨Asistimos a una insólita decadencia moral. Ningún pecado es nuevo, pero es novedosa la velocidad conque la corrupción se expande por la sociedad; se la advierte, se la reconoce y se la tolera. Hay gente bien intenvionada que imagina procedimientos para combatirla, para limitarla, para evitar que al corromperse toda la sociedad, perezca ahogada en un torbellino nauseabundo. Pero ¡quién sabe!. Quizas se termine por aceptarla como lógica consecuencia de la debilidad humana y de la necesidad de ciertos grupos poderosos de solventar sus gastos con recursos cuyo origen no conzca el público.
Pero la condescendencia social con la coima, con el peculado, con el chantage, con el soborno, antes no era usual; hasta hace poco se consideraba que todos estábamos obligados a actuar con decencia - más si se ocupaba un cargo del Estado - y al que no actuara así debía condenársele a los antros de la deshonra, de la vileza, de la canalla.
El ingeniero Jorge Soria fue ejemplo del más púdico manejo de los bienes del Estado.
Ingrsa a la administración llamado por el ingeniero Mendez Doyle, que tuvo el acierto de incorporarlo no sólo a él sino también a otros brillantes profesionales que hicieron escuela de ingeniería y de honesta dedicación al desarrollo de la provincia.
Santiagueño nacido en La Rioja debido a la movilidad de los hijos de esta tierra, se recibe de ingeniero civil en Tucumán. En sus épocas de estudiante se destaca, no sólo como estudioso, sino como buen compañero: quien tuviera dudas o dificultades en el aprendisaje podía contar conque él se le arrimase a ayudarlo en el esfuerzo de entender. Evidentemente tenía vocación y condiciones para el magisterio.
Era radical, indudablemente radical, pero un gobierno de facto necesitó colaboradores conocedores del medio y Soria se incorporó como Ministro de Obras Públicas: no podía castigar a la provincia privándola de concurrir con sus conocimientos y su esfuerzo por cuestiones de partido. Y cuando el Dr. Benjamín Zavalía asumió su gobierno nétamente radical, también estuvo Jorge Soria a su lado asegurand,o con su presencia y con su celo, que los dineros de las obras públicas se manejarían con la mayor honestidad y limpieza..
Su corazón era radical, pero no por eso desoía el llamado de la provincia cuando lo necesitaba. Un gobierno de facto estuvo cuestionado en su manejo de fondos, se lo sospechaba y se lo acusaba. El Gobernador, como garantía de su deseo de corrección, volvió a llamarlo a Soria al Ministerio. Su nombre ya era garantía de que podía acertar o equivocarse, pero que la puntillosidad de sus escrúpulos lo afirmaban en la senda recta.
Una vez raleado de los cargos directivos, le dio rienda suelta a sus condiciones de estudiante y se recibió de profesor de historia.
Ayer me encontré con Jorge Burgos, que desde sus funciones en la Dirección de Hidráulica le ha dado de beber agua potable a cien pueblos teniendo a Soria de jefe. Le dije que como Soria murió el 6 de enero de 1990 hoy escribiría sobre él.
-Ponga sobre el ingeniero Soria lo mejor que pueda. Diga que en todo ha sido excelente.
No sólo Burgos Son muchísimos los que habiendo actuado bajo sus órdenes lo recuerdan con emocionado respeto. La difusión de la podredumbre evoca su figura acéptica¨
Silvestre Aquino
entrada de Carlos Alejandro Soria Vildósola | marzo 22, 2015
