Carlos Alejandro Soria Vildòsola

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Lugar: Argentina

miércoles, 28 de julio de 2021

EXPERIENCIAS

Soy María Adela Argüello. Por la gracia de Dios me ha sido permitido tener algunas experiencias muy particulares que siento que debo relatar en honor a una verdad que la gente de hoy no quiere oir y se empeña en calificar como inventos o fantasías.

Doy mi palabra de que no habrá ni la más mínima exageración en mi relato.

Sólo voy a relatar algunas de estas experiencias, las que más me conmovieron:

_Si bien no fue la primera, esta fue para mí la mas importante porque estuvo en juego la vida de mi hija.

Todo comenzó alrededor de 1984, mi hija empezaba su carrera de abogacía cuando una persona le regaló un precioso anillo de plata diciéndole que lo usara sobre todo para sus exámenes, porque ese era el anillo que a ella le había traído suerte en sus exámenes.

Mi hija se puso muy contenta, le había encaantado el anillo que, por cierto, era muy original y elegante.

Poco tiempo después comenzaron los problemas: empezó a tener vómitos incoercibles cuando estaba en la facultad. Cierta vez, estando por rendir una materia, se volvió a casa antes de que la llamaran porque no podía dejar de vomitar, nos dijo. Mi marido que no le creyó le inyectó un reliverán y la obligó a volver a presentarse para el examen.

Apesar del reliverán no le fue posible presentarse porque las arcadas eran tan fuertes que la obligaban a arquearse hacia adelante mientras emitía extraños y fuertes sonidos, no podía salir del baño de la facultad por lo cual optó por volver a casa y soportar el fuerte reto de su padre que la acusaba de fingir para no rendir. 

Por esa época debió mi marido viajar a Bs As para asistir a un congreso de su especialidad. En su ausencia mi hija empeoró notablemente: ya no podía comer ni siquiera tomar agua sin que los vómitos la torturaran, y los extraños ruidos que salían de su garganta hicieron asustar tanto a la empleada doméstica que vino a decirme:"Señora, se le muere la niña"....

Ya la había llevado a todos los médicos que conocía y a los que me habían aconsejado y ninguno me había sabido decir la causa de su mal ni darme algún remedio para aliviarla.

Los últimos días los había pasado en cama por su debilidad a lo que se sumaba la tortura de no poder dormir por el terror que le causaban sus pesadillas en las que veía enormes bolas negras que selanzaban sobre ella para atacarla.Pasaba las noches con la luz prendida y día y noche aferrada a su rosario, tratando de permanecer en continua oración... 

Recuerdo que llegó una mañana en que ella, al despertar, me dijo:"Mamá, llamá a un sacerdote porque me muero". Había adelgazado muchísimo, apenas pesaba 42 Kg.

 Me dirigí rápidamente a la parroquia San Francisco a buscar a un sacerdote amigo - Fray Luis Taborda -  quien vino conmigo, estuvo hablando con ella y después  de confesarla y darle la comunión y la unción de los enfermos me dijo:"Llamen al P. Pierre"... - Este era un sacedote exorcista -

Ella recuerda que después de recibir la unción de los enfermos se sintió aliviada y pudo comer unos bocados de arroz con salchichas sin vomitarlos...

Yo no conocía al P.Pierre, me dijeron que vivía en La Banda y me dieron una dirección.

 Toqué el timbre. Nadie me atendía, pero se escuchaba el ruido de la cortadora de césped en el interior por lo que insistí hasta que apareció en la puerta un hombre rubio y muy alto con cara de pocos amigos. Le pregunté por el padre Pierre y me dijo que ya no vivía allí sino en Sgo. del Estero y me dio su dirección - Era el P. José Fridrik con el que después nos hicimos amigos. - 

Una vez en la dirección indicada, me encontré con la puerta abierta y, en su interior, como una sala de espera enque bastantes personas parecían esperar mientras una señora de aspecto humilde los hacía rezar.

Cuando esta señora se me aproximó le dije que necesitaba hablar con el sacerdote y le di mi nombre. Me indicó que esperara y, tiempo después me hicieron entrar a lo que sería el escritorio.  Allí estaba, de pie, un sacerdote muy alto y moreno, muy serio y de mirada penetrante, lo saludé extendiéndole la mano  pero él sin corresponder al saludo, simplemente me preguntó qué necesitaba. Le conté la situación diciéndole que nuestro amigo sacerdote nos habí enviado a él. Sin hacer ningún tipo de comentario me dio una fecha, una dirección y una hora. y sin más me retiré.

Por suerte la dirección era a dos cuadras de mi casa en una dependencia de la U.C.S.E. de la que me enteré que el P.pierre era rector por esa época.

A esa dirección comenzó a ir mi hija cada vez que el sacerdote la llamaba. Le pregunté: "Qué te dice, qué hace cuando estás allí?" mi hija contestó: "No se, creo que nada, yo me siento y él reza en francés" "Me ha dado también unos salmos que debo rezar a la mañana, al mediodía, a la tarde y a la noche, recomendándome que por ninguna razón los deje de rezar".

Tiempo después mi hija se había curado de los vómitos, seguía rezando los salmos y podía asistir a la universidad sin problemas pero, al  parecer,  algo más había, no todo había terminado,  porque  el Padre Pierre la seguía llamando de vez en cuando.

  El no había dicho nada del anillo pero como todo había comenzado después de recibir ese anillo, yo lo llevé al templo y lo puse a los pies de la Virgen...

Al otro día sentí curiosidad y fui a ver qué había sucedido con el anillo, pero ya no lo encontré...

 Cuando algún tiempo después comenté esto con el P. José Fridrik, yo esperaba que se riera de miexagerada aprensión hacia el anillo, pero no fue así, tácitamente aceptó la posibilidad de que hubiera sido la causa del mal porque me dijo que había hecho mal, que debpi haber roto el anillo porque si había habido algo malo en él la persona que se lo había llevado se había llevado también el maleficio...

Por ese entonces hacían ya varios años que la Renovación carismática había surgido con mucha fuerza en esta ciudad. Una de mis amigas había intentado varias vecesque yo también me uniera  a ella. Yo me había resistido  al principio, hasta que llegó a mis manos el libro "Jesus está vivo" del P. Tardif. Ese libro cambió mi vida y me llevó a mirar a la renovación carismática con otros ojos y fue así que, de la mano de mi amiga empecé a formar parte de un grupo de oración.

Mi amiga había tenido experiencia en liberación de personas poseídas por malos espíritus, pero yo era absolutamente ignorante en esos temaspor aquel entonces -hago esta aclaración para que se pueda entender lo que sigue.

Mi hija estaba empezando a festejar con el hijo de otra de mis amigas, las dos estábamos muy contentas hasta que el muchacho empezó a mostrar un comportamiento extraño: había una mujer que parecía dominarlo. Ella se acercó una vez a mi hija y le dijo que no se acercara al muchacho porque le pertenecía a ella y, aunque estuviera enamorado de mi hija, él no podría nunca dejarla a ella .

 Mi hija le había contado esto al P. Pierre y este le había dicho que  efectivamente debpia alejarse porque esa mujer la podía matar. 

Yo comenté esta situación con mi amiga de la renovación carismática y ella me dijo que yo podía orar para que el muchacho se liberara: a la noche, cuando calculara que él estuviera dormido, yo debía ordenar en el Nombre de Jesus al espíritu que estaba en el muchacho que saliera de él y lo dejara libre.

Inocentemente, sin sospechhar que pudiese haber algún peligro, decidí hacer la prueba - que, por cierto no volveré a repetir jamás - era una posibilidad y había que intentarlo, pensaba...

Esa noche, como a las tres de la mañana, sentada en mi cama, en mi cuarto que lucía iluminado por las luces de la placita que penetraban a través de la ventana, comencé mi oración y le di la orden de salir al espiritu. Lo hice como pude por cuanto nadie me había enseññado a hacer este tipo de oraciones...

Ni bien lo hube hecho, la luz que reinaba en mi cuarto desapareció. Me vi rodeada por la tiniebla mas absoluta y sentía que en medio de esa tiniebla había una lucha... Yo no decía nada pero escuchaba que, en medio de esa lucha,  mi voz gritaba dentro de mí : "Cristo crucificado ayúdame!!"...

 Yo jamás había invocado a Cristo crucificado ni había tenido nunca un crucifijo... sin embargo, aunque no era yo,  era mi voz la que gritaba dentro de mí, era como si alguien usara mi voz para pedir auxilio por mí...

A las súplicas de mi voz vi que a mi izquierda bajaba de lo alto un pequeño ser que parecía un soldado romano de cabellos rubios y armadura de un color verde como  esmeralda. Tenía un brazo en alto en actitud de portar una lanza pero yo no podía ver el arma. (San Miguel Arcángel - dijo el P. José Fridrik cuando le conté)

Al llegar junto a mí, hizo ademán de clavar su arma en la tiniebla...

En ese momento yo empecé a sentir incontenibles deseos de pujar, como si fuera a dar a luz y de mi interior visalir tres bolas negras como balas de cañón. Apenas salieron de mí, volvió la luz y las vi  dirigirse a la puerta del balcón y salir al exterior...

Yo me quedé con la misma sensación que hubiera tenido si me acabara de salvar de que me pisara un tren...

La orden dada en el Nombre de Jesús había sido efectiva: los espíritus que estaban en el muchacho lo abandonaron y vinieron contra mi que no tenía idea de cómo defenderme...

Creo que el Señor  tuvo piedad de mi ignorancia, de mi debilidad y de mi buena intención y envió a sus ángeles en mi ayuda... Bendito sea el Señor!!!

Afortunadamente, , al poco tiempo el muchacho fue trasladado a una  provincia lejana con lo que ya no supimos nada mas de esa mujer, mi hija recobró su tranquilidad y pudo terminar exitosamente su carrera. El Señor no hace nada a medias - diría el Padre Tardif. -

A la acertada apreciación y consejo de Fray Luis Taborda, a la oración del P. Pierre y, por sobre todo al Señor que asistió con Su Espíritu a estos abnegados sacerdotes, debo la vida de mi hija. Bendito sea el Señor!!

 

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OTRAS EXPERIENCIAS


 _ Durante la visita que Juan Pablo II hicira a la Argentina, en 1982, se nos había pedido hacer cadenas de oración para que no hubiese ningún accidente ni atentado contra su vida.

Yo debía encargarme de rezar de las dos a las tres de la mañana.

Cuando sonó mi despertador, bajé a la cocina para orar sin que la luz molestase a los que dormían.

comencé mi Rosario y empecé a sentir miedo, como si alguien mas  estuviera conmigo. Yo me repetía a mí misma que era sólo mi imaginación y, tratando de no darle importancia continuaba rezando

Así, haciéndole frente a lo que me parecía un miedo absurdo, terminé mi tiempo de oración y subí a acostarme junto a mi esposo.

[La habitación no estaba oscura porque las luces de la placita iluminaban la planta alta a través de las persianas abiertas.

No bien me había acostado, vi que algo así commo una nube de humo entraba por la puerta y se ubicaba cubriéndome. Entonces sentí que dos poderosas manos me apretaban el cuello y me estaban ahogando.  Muy asustada sólo atinaba a repetir: Jesús...María...Jesús...María... Las manos aflojaron su presión...

Cuando creía que ya todo había pasado me volvieron a apretar hasta casi ahogarme...Jesús...María... 

Y luego una tercera vez... Jesús...María...

Por fin la nube de humo se alejó saliendo por la puerta por la que había entrado...

Años más tarde, conversando con el Padre Pierre le conté el episodio y él, abriendo grandes los ojos en una expresión muy típica de élcuando algo le llamaba la atención,   me dijo que él había tenido una experiencia similar...

 

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  _ Una noche - no puedo precisar la fecha - me levanté para dirigirme al cuarto de baño. Por alguna razón, en lugar de seguir  hacia adelante, doblé a la derecha y me dirigía la escalera.

Una vez al borde de la misma, me sentí impulsada por el aire de manera tal que no podía sino dar con la cara contra la pared del frente.

Al dar contra la pared me di cuenta de que  mi cuerpo había inexplicablemennte girado en el aire y fue mi espalda la que golpeó contra la pared.

Después, en lugar de caer con violencia hasta el piso, por alguna también inexplicable razón, descendí suavemente hasta quedar delicadamente sentada en el descanso de la escalera, seis escalones más abajo...

Alguien quiso lastimarme y alguien, sin duda mi Ángel Custodio, me protegió...

Puede alguien dudar de que los  seres espirituales existen y conviven con nosotros?...